jueves, 28 de mayo de 2009

Romance de los Tres Ciegos



Cuentan que dicen que fueron
un sastrecillo valiente
y un guía de mensajeros
de la prensa independiente
unos raros compañeros
del más famoso bastón
que haya vendido el cupón.


Y les dio a los dos primeros
-que de la prensa veraz
eran honra de voceros-
por componenda falaz
de meterse a cocineros
de un guiso particular:
Del lastre nacionalista
iban a España a librar...
¡con escisión socialista!
Que no es chica la ocurrencia
y es tamaña la ceguera
que colma cualquier paciencia
con semejante sonsera,
que al ciego y sus compañeros
no los quieren convidar,
aunque fueran los primeros
en el caso denunciar.


Porque resulta, señores,
que para estos pregoneros
ahora fuimos los mejores,
fuimos, que ahora estamos muertos,
que mira que es mala suerte
que ahora nos den la muerte
unos que están más que tuertos,
porque resulta evidente
y es de general saber
del pueblo llano, la gente,
que aquel que no quiere ver
es el ciego más patente.

Hombres, mujeres y gays
y demás seres humanos,
todo esto es lo que hay,
macetas, seres bibianos,
mendigos y caballeros
paisanos y militares,
carcamales y trileros,
lo que se lee en este pliego
son venturas y pesares
de un político que es ciego
y de su gente de tropa,
un ciego con mucha vista
que del escaño en Europa
ya se apresta a la conquista.


Federico, Pedro Jota,
de este verso tan notorio
que dice don Juan Tenorio
-y que vaya usté a saber,
que de Corneille puede ser-,
a ver si me tomáis nota;
Pedro Jota, Federico,
escuchad lo que os indico:

Los muertos que vos matáis
gozan de buena salud.

Y os devuelvo el ataúd por si lo necesitáis.


Pasquino

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